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Compay Araña saluda al Festival del Frío



Tal vez las personas que visitan el Festival del Frío en Adjuntas no sepan la importancia cultural y la antigua genealogía que tienen las Arañas para les puertorriqueñes. El personaje de Anansi, el antecedente de nuestro Compay Araña, nos viene de los ashantis. Es el personaje más importante de los cuentos ashantis y es el dueño de todos los cuentos. Al llegar e instalarse en nuestra Isla en la memoria de las personas esclavizadas adquirió el nombre de Compay Araña. Lo cuidaron y traspasaron, más que nadie parece, las personas de Guayama. Aprendí de hace mucho en el libro West African Folktales de W.H. Barker y Cecilia Sinclair que las arañas se esconden en las esquinas oscuras porque han hecho algo no muy bueno de lo que deben avergonzarse. El cuento por qué donde se explica eso resulta ser una versión del “El muñeco de brea.” (Este cuento-“El muñeco…”- es internacionalmente conocido y en Puerto Rico contamos con 12 versiones. *)


Es así, que un día Araña hace una siembra preciosa con sus hijos y su esposa. Habían sembrado batatas, habichuelas y maíz. Araña no quería compartir nunca ni siquiera con su esposa e hijos. Una mañana les dice que como han trabajado tanto se merecen un descanso porque habrá que estar listos para la cosecha y que, mientras ellos descansan él tendrá que salir a hacer unas diligencias. Cada cual cogió su rumbo: esposa e hijos de vuelta al pueblo, Araña a hacer sus diligencias. Pasado algún tiempo uno de los hijos piensa que es hora de volver a la tala para desyerbar y ver cómo anda la cosecha. Con gran sorpresa ve que la mitad de la cosecha había desaparecido. Araña se había construido un lugarcito desde donde el cual se agenciaba grandes porciones de alimento fresco de la siembra día tras día. Mientras, el hijo arma un plan para coger al ladrón y se construye un muñeco de goma muy pegajoso al que pone frente a la tala. Araña cogió miedo, pero se calmó luego de observar que por mucho rato el muñeco no se movía. Con confianza se le acercó y le preguntó qué hacía por allí. Como el muñeco no contestó lo agarró por una mano y se quedó pegado. Al increparle lo agarró por el otro y volvió a quedarse pegado, ahora de la otra mano. Furioso, empezó a patearlo y así se fue pegando hasta que se quedó inmovilizado totalmente. Entonces, cuando llegó el hijo lo agarró y supo lo que en realidad había pasado. Araña muerto de vergüenza salió corriendo hacia el techo y se escondió en la esquina más oscura que encontró. ¡Desde entonces vemos las arañas escondidas en las esquinas oscuras de los techos!


¡Apuesto que esto pasó en un mes de febrero! En mi casa, esta es la época de las muchas telas de araña en el balcón y las muchas arañitas en sus esquinas ocultas. Cuento esta historia en saludo al Festival del Frío en Adjuntas para que quienes visitan el Parador y disfrutan de la experiencia ¡no olviden la historia tan antigua de un personaje tan nuestro como el Compay Araña!


*El libro en el que trabajo en estos momentos es precisamente “El muñeco de brea”. Es una lectura sobre las versiones puertorriqueñas e incluye una. Para quienes se interesan en conocer este personaje y disfrutar una de sus aventuras cuyas variadas interpretaciones van desde actos de resistencia hasta espejos del comportamiento de los amos, pueden adquirir “Araña y el buey.” en https://www.proyectoekundayo.com/product-page/ara%C3%B1a-y-el-buey






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